Historia de la republica dominicana parte 5
Historia de la republica dominicana parte 5
Corsarios franceses
En la década de 1520, el mar Caribe había sido invadido por corsarios franceses. En 1522 un barco procedente de Santo Domingo con destino a Sevilla fue atacado por un corsario francés llamado Jean Fleury, el cual se apropió de todo su cargamento de azúcar. En 1537, otro corsario francés atacó los poblados de Azua y Ocoa, quemando ingenios y casas y saqueando todo lo que pudo; mientras que en 1540 un barco que recién había zarpado del puerto de Santo Domingo fue asaltado por corsarios ingleses. En 1541 España autorizó la construcción de la muralla de Santo Domingo, y decidió restringir los viajes por mar a los convoyes armados. Otra medida, la cual destruiría la industria azucarera de La Española, fue que en 1561 La Habana, más estratégicamente ubicada en relación con la corriente del Golfo, fue seleccionada como el punto de concentración obligatorio de las flotas mercantes, las cuales tenían un monopolio real sobre el comercio con las Américas. En 1564, las ciudades principales del interior de la isla, Santiago de los Caballeros y Concepción de La Vega, fueron destruidas por un terremoto. En la década de 1560 también los ingleses se sumaron a los franceses en los asaltos piratas habituales a los barcos españoles.
Declive colonial
- Con la conquista del continente americano, La Española declinó rápidamente. La mayoría de los colonos españoles abandonaron la isla por las minas de plata de Bolivia así como también de México y Perú, mientras que los nuevos inmigrantes españoles omitieron la isla. La agricultura disminuyó, las importaciones de nuevos esclavos cesó, y los colonos blancos, negros libres y esclavos por igual vivían en la pobreza, debilitándose la jerarquía racial y entremezclándose la ayuda, dando lugar a una población predominantemente mixta entre españoles, africanos, y taínos. A excepción de la ciudad de Santo Domingo, que logró mantener algunas exportaciones legales, los puertos dominicanos fueron forzados a confiar en el comercio de contrabando, que, junto con el ganado, se convirtió en la única fuente de sustento para los habitantes de la isla. En 1586, Sir Francis Drake ocupó la ciudad de Santo Domingo, cobrando un rescate por su retorno al dominio español.
En 1605, España, descontenta de que Santo Domingo estaba facilitando el comercio entre sus otras colonias y otras potencias europeas, ordenó al gobernador Antonio de Osorio atacar las vastas zonas de las regiones norte y oeste de la colonia, forzando a sus habitantes a reasentarse más cerca de la ciudad de Santo Domingo. Esta acción, conocida como devastaciones de Osorio, resultó desastrosa, más de la mitad de los colonos reubicados murieron de hambre o enfermedad. Los bucaneros ingleses y franceses se aprovecharon de la retirada de España en una esquina de La Española para asentarse en la Isla de la Tortuga en 1629. Francia estableció un control directo en 1640, reorganizándola como una colonia oficial y ampliando la costa norte de la isla, aunque esta no sería reconocida por España de manera oficial hasta la firma del Tratado de Aranjuez de 1777. En 1655, Oliver Cromwell despachó una flota, comandada por el almirante Sir William Penn, a la conquista de Santo Domingo. Después de encontrarse con una fuerte resistencia comandada por el Conde de Peñalva, Penn se retiró, tomando la isla de Jamaica en su lugar. En 1666 una sucesión de epidemias de viruela, sarampión y disentería acabó con los últimos taínos y numerosos africanos, dejando el país hundido en la miseria.
A mediados del siglo xvii Santo Domingo estaba sumida en una grave crisis económica y poblacional, ya que el auge de otros territorios de América ofrecía mejores garantías. Por esto entre 1680 y 1691 zarpan para Santo Domingo 8 embarcaciones que hacen escala allí para dejar familias canarias. Hay constancia de que se establecieron en Higüey y Bayaguana. En 1684 llegan los nuevos pobladores, procedentes de las Islas Canarias, y se establecerán en lo que será San Carlos de Tenerife. Se trata de 97 familias, en total 543 personas, que se dedicarían al abastecimiento de productos agrícolas y ganaderos para la ciudad de Santo Domingo. En el año 1700 llegan 39 familias más, tras haber sufrido años anteriores una grave epidemia de viruela que diezmó de nuevo la población. En 1709 llegaron 49 familias más que tuvieron que sobornar al gobernador para poder agregarse a la comunidad de San Carlos.
La Casa de Borbón sustituyó a la Casa de Habsburgo en España en 1700 e introdujo reformas económicas que poco a poco comenzaron a reactivar el comercio en Santo Domingo. La corona mitigó progresivamente los rígidos controles y restricciones sobre el comercio entre España y las demás colonias. Las últimas flotas navegaron en 1737; el sistema portuario monopólico fue abolido poco después. A mediados del siglo, la población se vio reforzada por las medidas de colonización dictadas por el rey Carlos III, que impulsaron el incremento de la tradicional emigración desde las Islas Canarias, el reasentamiento de la parte norte de la colonia y la plantación de tabaco en el Valle del Cibao, y la importación de esclavos fue renovada. La población de Santo Domingo siguió bajando al principio del siglo, de forma que en el padrón realizado en 1737 apenas llegaba a los 6000 habitantes. A partir de ese momento, una etapa de mejoría llevó a que hubiera aproximadamente 125 000 en 1790. De esta cifra, unos 40 000 eran terratenientes blancos, unos 25 000 eran hombres libres de color o mulatos, y unos 60 000 eran esclavos. Sin embargo, seguía siendo pobre y abandonada, sobre todo en contraste con la parte occidental, del vecino francés de Saint-Domingue, que se convirtió en la colonia más rica en el Nuevo Mundo y tenía cuatro veces y media el número de habitantes. Como las restricciones sobre el comercio colonial se suavizaron, las elites coloniales de Saint-Domingue les ofrecieron el mercado principal a los exportadores de carne, cueros, caoba y tabaco de Santo Domingo. Otro factor fueron los éxitos de los corsarios locales durante las guerras con Gran Bretaña.
Los corsarios dominicanos capturaron barcos británicos, holandeses, franceses y daneses a lo largo del siglo xviii.
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